Galería Vértice

Con motivo de la celebración de la Noche Blanca de Oviedo, Galería Vértice comisaría la exposición del artista Lidó Rico «Arqueologías en el aire», en el Museo Arqueológico de Asturias.

El escultor LIDÓ RICO presenta cuatro instalaciones que se caracterizan por el uso de su propio cuerpo como hilo conductor del discurso.

La pieza central de la muestra, el SOPLADOR, hace referencia al carácter selectivo de la memoria y su capacidad de congelarse en una especie de arqueología de la conciencia: desde el gran personaje central diferentes planetas se expanden por la sala, proporcionándonos las claves para entender los incontables elementos simbólicos que aparecen en ella.

En el TENDEDERO, unos ángeles pueblan y son los protagonistas de una acción cotidiana que con su actitud logran amplificar y cambiar nuestra percepción sobre ella.

GÉNESIS es una nueva concepción y percepción sobre la creación que se convierte en el tema principal.

En EXPULSIONES EN CALIENTE encontramos una serie de 9 collages en los que, a modo de gran boceto, una infinidad de ángeles siguen siendo los protagonistas demostrándonos esa capacidad que la creencia y el dogma tienen en una sociedad donde muchas veces lo insustancial forma parte de nuestra existencia.

El día 3 de Octubre (inauguración de la Noche Blanca), en el salón de actos del museo se proyectará un vídeo sobre la obra de LIDÓ RICO, que mantendrá un encuentro-coloquio con los asistentes para comentar y profundizar en su discurso. La muestra, se mantendrá hasta el 25 de Octubre.

 

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Arqueologías en el aire propone un acercamiento a las claves del lenguaje plástico de Lidó Rico (Yecla, Murcia. 1968), figura central dentro de la nómina de artistas que actualmente investigan acerca del cuerpo como lugar de conflicto. Su obra solo puede ser pensada cabalmente tomando en cuenta su preocupación por el ser humano y el estatuto ambiguo de la identidad en la sociedad contemporánea. Los temas, los medios técnicos y los recursos retóricos que han jalonado su trayectoria han perfilado una indagación sobre los regímenes ético, estético y representacional del cuerpo, si bien su poética incorpora otras derivadas que se van desgranando a través de las obras que integran esta exposición.

Lidó Rico ha ubicado su producción dentro de un horizonte en el que la dualidad del sujeto y del objeto, de lo performativo y lo escultórico, es irisada en ese  instante decisivo e irrespirable de ceguera, sordera e inmovilidad que supone bucear en escayola. Esta acción no es solo un proceso que logra una huella tangible, sino que es parte esencial de la obra y, a su vez, plantea un audaz juego entre aquello que permanece oculto y aquello que se muestra al espectador.

La obra de Lidó Rico es, en definitiva, una de las propuestas plásticas actuales más lúcidas a la hora de transcribir y amplificar la idea de la disolución de un concepto hegemónico acerca del ser humano contemporáneo. Y todo ello elaborado, paradójicamente, desde la esfera de sus propias emociones.

Carlos Delgado Mayordomo

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“Y allí dentro está la voluntad que no muere. ¿Quién conoce los misterios de la voluntad y su fuerza? Pues Dios no es sino una gran voluntad que penetra las cosas todas por obra de su intensidad. El hombre no se doblega a los ángeles ni cede por entero a la muerte, como no sea por la flaqueza de su débil voluntad “.

Joseph Glanvill

 

El hombre rompe su tamaño a la vez que su escala se magnifica girando sobre sí mismo y en un gesto congelado sopla una arqueología en cascada colmada de memoria, expulsando para ella un nuevo destino. Los ángeles pueblan ese arqueo de exhalación repleta de elementos simbólicos que nos hablan usando pasados para vaticinar ignotos futuros. Sus rostros ensimismados que fueron expulsados de lo celestial, se llenan de una melancolía que grita, se sorprende y se esfuerza, delatando su preocupación por ese único asidero reducido a lo terrenal. A esos ángeles humedecidos por la saliva, sus alas les resultan inútiles para remontar el vuelo, lo único que les queda es la magia del encuentro fortuito en el azar de la caída. Encuentran hélices que sustituyen plumas, llaves capaces de abrir las puertas más inhóspitas, aquella pieza perdida pero necesaria para completar el puzle, divinidades mayas, griegas o egipcias se suman al descenso salpicando y ligando ese todo en la fuerza de una sola fe. Esos ángeles expulsados, saben que deben formular universos regidos por un nuevo orden. El momento de contacto es esférico, los planetas surgen y buscan el tacto de los ángeles para llenarse de esperanza gestando nueva vida, donde la única deidad está en el equilibrio que se formula entre la fragilidad de la piel, la fortaleza del anhelo y la búsqueda de certezas. Esa exhalación es una gran explosión, un Big Bang solidificado que condensa ese preciso instante de expansión donde un nuevo modelo cosmológico busca desesperadamente un lugar que la historia ha conformado. Se intuye en ese soplo, que el interior del hombre está habitado por una realidad cuyo espacio es más denso, vasto y profundo que cualquier mirada pueda llegar a imaginar y que es allí, en las entrañas más ignotas y oscuras, donde habitan no solo el aliento y las fuerzas, también todas las respuestas, porque al igual que la arqueología nos ha demostrado la existencia de civilizaciones desconocidas, “el Soplador” se convierte en ese portavoz contemporáneo que nos regala una nueva forma de entender ese fundamental e imprescindible pasado.

 

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Introspecciones - Lído Rico

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