Nombre clave en la recuperación y la divulgación de la vanguardia plástica en la Asturias de la segunda mitad del siglo XX, Mieres ha combinado su actividad artística con el trabajo reflexivo y docente. Interesado siempre en la actividad manipuladora y transformadora del hombre sobre la naturaleza, esta ha sido su tema por excelencia, tras unos inicios marcados por sus tanteos una figuración próxima al expresionismo.
A través del lenguaje de la abstracción geométrica y de una obra intensamente matérica y próxima siempre a la escultura, Mieres parte del paisaje no para pintarlo, sino para construirlo. La parte más esencial de su obra presenta densas topografías, campos y territorios en los que a menudo incluye objetos de todo tipo, con sensibilidad a menudo comprometida con el mensaje ecologista. Destacan también sus tintas, producción de carácter más lírico que mira hacia la naturaleza desde la sensibilidad del haiku japonés.