La representación mediante todos los recursos artísticos del ser humano -el contemporáneo, pero también, en un sentido existencial o filosófico, el de cualquier tiempo y circunstancia- está en el centro de la obra de Bernardí Roig. Con un despliegue de lenguajes y técnicas que en última instancia apuntan a lo teatral y lo escenográfico, y apoyándose en una elaborada base conceptual que se alimenta de la cultura de todos los tiempos y del diálogo explícito con otros creadores, la obra de Roig utiliza la escultura, la instalación, el video, la fotografía y a menudo la autorreferencia al propio artista para hablar de grandes asuntos: la soledad, la muerte, la imposibilidad de la comunicación o la pérdida de los significados simbólicos.
En su producción de los últimos años, que lo ha consolidado como uno de los artistas españoles con mayor peso internacional, son habituales sus espectaculares escenografías con figuras humanas vaciadas en resina que interactúan con dispositivos luminosos en escenas a la vez limpias y profundamente perturbadoras.