Obra expuesta: Pinturas, realizadas para esta exposición durante los últimos tres años.
GIL MORÁN muestra su obra por segunda vez de manera individual, en la Galería Vértice de Oviedo, en la que presenta sus últimas pinturas. La exposición se inaugura el jueves 10 de Mayo a las 19:30 horas.
Gil Morán, salvo puntuales contactos con algunos maestros asturianos, entre los que destaca su asistencia al taller experimental de Humberto, es pintor que, emprendió su carrera como autodidacta.. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas tanto en España como en Francia y Portugal. Ha estado representado en algunas ferias del circuito de arte contemporáneo (Lisboa, Salamanca, Santander, etc.).
Pintor impulsivo y audaz, dispuesto al desafío en cuantos proyectos pueda acometer, ha conseguido hasta la fecha varias menciones y galardones de importancia. Destacamos el premio BMW de Pintura (2001), coincidiendo con la finalización de su anterior exposición en la Galería Vértice, y los correspondientes a los certámenes de pintura de Villaviciosa y Nicanor Piñole
Asimismo un importante reconocimiento crítico le ha ayudado a llevar su obra a significativas colecciones públicas y privadas: Colegio de España en París, Pinacoteca Municipal de Langreo “Eduardo Úrculo”, Junta General del Principado de Asturias, Colección Masaveu, Museo de Bellas Artes de Asturias, …
Azul, negro y oro
Bajo el título “Azul, negro y oro”, Gil Morán presenta una exposición formada por dos grupos de obras; por un lado casi una veintena de piezas, realizadas en los soportes habituales del artista (lienzos y lonas) donde muestra un paso más en la dilatada trayectoria del artista. El segundo grupo que completa la exposición, lo forman una serie de cinco piezas denominadas arqueologías. En palabras de Gabino Busto, autor del texto del catalogo de la exposición “…El conjunto, realizado en soportes de hierro enmarcados con idéntico metal, se compone de cinco piezas de idénticos formatos acusadamente verticales de 180×17 cm. Los trabajos, ejemplarmente resueltos, a los que nada falta ni sobra, están elaborados con un cuidadoso despliegue de manchas y signos. Entre las primeras, cabe destacar la amarillenta emulsión que ocupa, como simbólico corazón de la obra, el centro de las alargadas superficies pictóricas…”.