Galería Vértice

ISABEL DE LA SIERRA, presenta su obra por primera vez de manera individual en la Galería Vértice de Oviedo. La muestra se inaugura el Jueves, 10 de Septiembre, a las 19:30 horas.

Isabel de la Sierra se formó en la Escuela de Arte de Oviedo en la especialidad de grabado y edición de Arte (premio fin de carrera en artes del libro). Premio Artista Revelación del Principado de Asturias y Beca CajAstur de Artes Plásticas (master de diseño editorial en la Escuela de diseño BAU y un monográfico de litografía en la Escola Llotja, ambas en Barcelona). En la actualidad trabaja como diseñadora creativa, forma parte de los colectivos “el niño del perro rojo” y «renonieve» y continúa en el desarrollo de sus nuevas propuestas artísticas plásticas.

Ha sido seleccionada por certámenes a nivel nacional e internacional y ha expuesto en el Museo Aoya Tottori, Japón; Galería Vértice, Oviedo; Antiguo Instituto Jovellanos, Gijón; Salas de CajAstur; Calcografía Nacional, Madrid; Miniprint, Rosario, (Argentina); Galería Setva, Barcelona; Arco (revista ensamblada La Lata)… Y primera Bienal (2009) de arte contemporáneo de mujeres en Larmor Plage, Francia.
Su obra esta representada en la Biblioteca Nacional de España, Fundación Cultural CajAstur, Museo Aoya Tottori de Japón, Cámara de la Propiedad Urbana de Catalunya…

Laberintos. Elogios y sombras

Laberintos. Elogios y sombras de Isabel de la Sierra engloba el actual paso de la artista astur-cántabra en sus paseos por las encrucijadas minimalistas que la han llevado a caminar por diferentes ciudades (grandes y pequeñas). En su encrucijada estilística, ese aspecto de la belleza que siempre ha sido la luz o su negación (El elogio de la sombra, Tanizaki), aquellas personificaciones de los aspectos socio-vitales (Historias de cronopios y de famas, Julio Cortázar), se mezclan en estas series. Mixturas para un presente que debe de los Errores y Laberintos ó Laberintos de cristal un paso mas arriesgado, como siempre hacia ningún lugar concreto.

Continúa sus viajes abstractos cercanos a los surcos de Kasemir Malevich, Vassily Kandinsky o Piet Mondrian en las primeras décadas del siglo pasado, aunque en esta ocasión de un modo mucho mas monocromático que en anteriores, conservando el aspecto cruzado de sus técnicas de grabado y las fronteras de composición artística y dando más nivel o categoría a la superposición de tintas y texturas. Los tonos cobre, rojo, naranja o dorado del pasado se simplifican, evitan la complicación del color, dando paso a un presente de negros-blancos (omnipresentes), grises y platas. El recorrido seriado por caminos de tierras y humo, los pasadizos que conectan estos puntos de encuentro, ese desembocar de las calles y callejones, de los laberintos, de los elogios, de las sombras. Dando lugar a la vuelta a los laberintos color de elefante.

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